
El pasado mes de octubre tuvimos la oportunidad de asistir a las IV Jornadas IVI sobre Reproducción Asistida que se celebraron, como cada 2 años, en Sevilla. Diversos profesionales de la medicina reproductiva y algunos de los expertos más reconocidos del mundo nos pusieron al corriente de los últimos avances en técnicas, genética, embriología e inmunología y sus aplicaciones en el apasionante mundo de la reproducción asistida.
Se abordaron numerosos temas, desde el enfoque del diagnóstico de la pareja estéril hasta la preservación de la fertilidad y la prevención de enfermedades genéticas, pasando por las recientes novedades en las técnicas de selección espermática, ecografía uterina 3D, donación de gametos, pautas de estimulación ovárica individualizadas, papel del endometrio en la implantación, actuación a seguir en la endometriosis, el síndrome de ovarios poliquísticos y los fallos de implantación, entre otras situaciones especiales.

El doctor Carlos Simón, director científico del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI) y de Igenomix (referente mundial en genética reproductiva), profundizó en el funcionamiento del test de receptividad endometrial ERA. Este novedoso método diagnóstico localiza de forma personalizada, mediante la detección de perfiles de expresión génica, la ventana de implantación en cada mujer. Identifica el período durante el cual el endometrio se encuentra preparado para la implantación del embrión. Generalmente sucede en los días 5 – 7 postovulación pero varía de unas mujeres a otras, puede estar adelantado o retrasado, y gracias a este test, a través de una biopsia de endometrio, se puede determinar el momento exacto, incrementando así las posibilidades de éxito en la transferencia.
Los recientes descubrimientos acerca de la influencia de la madre en la genética del embrión son particularmente interesantes en el campo de la ovodonación, ya que se ha demostrado que la madre no es una «simple receptora» sino que interviene en la expresión génica del embrión, es decir, es capaz de modificar la genética de su futuro hijo incluso cuando el óvulo procede de una donante.
El test de compatibilidad genética TCG 549 es una innovadora prueba que permite identificar, mediante una muestra de sangre, la existencia de genes causantes de enfermedades genéticas en los futuros padres y, de esta manera, reducir el riesgo de que las padezcan los hijos.
Los portadores suelen ser personas sanas pero cuando ambos padres son portadores de una mutación para el mismo gen pueden tener un hijo con dicha enfermedad. En ese caso, se podrá hacer un tratamiento de fecundación in vitro con diagnóstico genético peimplantacional para determinar qué embriones están afectados e implantar a la madre aquellos que estén libres de enfermedad, o pasar a la donación de gametos con esperma u óvulos de un donante no portador. Con este test es posible prevenir más de 500 enfermedades.

La aparición de la ecografía tridimensional (3D) permite la reconstrucción volumétrica de los órganos estudiados y su análisis, tantas veces y por cuantos observadores se quiera, en cualquier situación geográfica. La aportación del plano coronal supone una gran ventaja con respecto a la ecografía bidimensional (2D) convencional que sólo proporciona los cortes longitudinal y transversal. Su importancia en el estudio de la pareja con problemas de fertilidad radica en que es posible detectar de forma precisa anomalías uterinas que pueden pasar desapercibidas en la eco 2D y determinar el tamaño uterino y el volumen endometrial con exactitud. Estos factores pueden repercutir en la fertilidad y, tras la corrección del útero con cirugía reconstructiva (metroplastia), las pacientes podrían conseguir quedarse embarazadas.
El futuro de la reproducción asistida no sólo está en la eficiencia de las técnicas existentes, la clave se encuentra en la prevención. Debido a las condiciones sociales y el estilo de vida actual, la edad de maternidad seguirá posponiéndose y el nivel de fertilidad continuará siendo cada vez más bajo cuando se decide tener un hijo. Es prioritario informar a la población de que pueden vitrificar sus óvulos en la edad más fértil para prevenir el deterioro de su calidad y emplearlos para concebir cuando llegue el momento que consideren oportuno. Los hombres también tienen la posibilidad de congelar su semen en bancos de esperma para conservarlo hasta que llegue el momento adecuado para ser padres.
Personas que van a someterse a un tratamiento oncológico, quimioterapia o radioterapia, que daña las células reproductoras y afecta, sin duda, a su capacidad para concebir, tienen también la oportunidad de criopreservarlas antes de iniciarlo (por supuesto, con el consentimiento del oncólogo).
La preservación de la fertilidad al alcance de todos constituiría la mejor manera de prevenir las dificultades de la población para tener hijos en el futuro.
